Nos colamos en el backstage del desfile de Ágatha Ruiz de la Prada
Ágatha Ruiz de la Prada ha sido la encargada de inaugurar el programa oficial de la Mercedes Benz Fashion Week Madrid, que en esta edición ha adelantado sus desfiles al mes de julio para integrarse en el circuito internacional de las grandes Semanas de la Moda. Así, la Sala Mercedes-Benz del pabellón 14.1 de IFEMA ha sido testigo de excepción de las nuevas propuestas de la diseñadora de cara a la próxima temporada otoño-invierno. Un espectáculo marcado, como viene siendo habitual en ella, por la explosión de color, así como por las formas y volúmenes más inverosímiles y que, en esta ocasión, ha contado con un inesperado protagonista: los tejidos de tapicería.
Sin duda, una puesta en escena muy especial que, a pesar de estar tan solo unos minutos sobre la pasarela, esconde un duro trabajo de muchos meses y, por supuesto, un frenético trasiego entre bastidores. LOOK ha conseguido colarse en exclusiva en el backstage del desfile de la creadora más divertida para contarte de primera mano lo que allí se cuece.
Prisas, nervios y retoques de última hora. El ‘escenario B’ de un desfile es un ir y venir constante de gente entre los miembros del ‘staff’ de la firma, modelos, peluqueros y maquilladores. Todo un ejército de profesionales de la moda que trabaja a contrarreloj para que todo salga a la perfección en apenas 40 minutos. “Se trabaja ‘poniéndote las pilas’ y con un equipo buenísimo. Somos treinta personas entre maquilladores y peluqueros para preparar a 18 o 20 modelos. La clave es un buen equipo y tener las cosas muy claras, por eso las pruebas son tan importantes”, explica Beatriz Matallana, una de las estilistas más prestigiosas del país, con más de 16 años de experiencia en la pasarela madrileña.
Nada queda al azar. Todos los estilistas han recibido las consignas precisas por parte de Ágatha y saben perfectamente lo que tienen que hacer. Su jefe de taller, Javier Carrera, apunta que la modista es una auténtica “locomotora que tiene muy claro lo que quiere”. Los propios expertos nos desvelan las claves de su trabajo.
Aparte de las prendas, el ‘beauty look’ es otro de los aspectos esenciales que definen la estética de un desfile. En esta ocasión, la veterana diseñadora ha querido apostar por un rostro angelical, en el que los detalles pierden importancia a favor de una piel de porcelana, perfecta y luminosa, “como de ninfa”, nos cuenta José Belmonte, maquillador oficial de la MBFW Madrid. Para los párpados han utilizado sutiles tonos dorados, cediendo todo el protagonismo a los labios, pintados de un intenso fucsia, el color que más se asocia con Ágatha Ruiz de la Prada. Asimismo, un toque de rubor rosado es las mejillas les confería un aspecto de ‘buena cara’.
Por su parte, el trabajo de peluquería ha destacado por su naturalidad. “Se trata de una onda desmallada, sin mucho nervio. La hemos trabajamos con los dedos aplicando un poco de producto para destruirla, dejando las patillas fuera para conseguir un punto espontáneo. Después, cardamos el frontal y lo llevamos hacia atrás aplicando un poco de laca para que quede mucho más fijo”, detalla Matallana. Como no podía ser de otra manera, la ya tradicional diadema con el característico corazón de la firma (esta vez, de metacrilato rosa) coronaba las cabezas de todas las modelos.
Sin duda, un nuevo alarde de creatividad sobre la pasarela de mano de la diseñadora más colorista y sorprendente.